8/10/09

¿ Cómo pusieron la bomba mamá?


Aquellas palabras se nos clavaron como alfileres a todos aquellos que pudimos escuchar al niño refiriéndose a algo que, pocos meses después ya se había esfumado de nuestra cabeza. Inmediatamente los ocupantes del autobús hicimos silencio y en cada mente se agolpaban los recuerdos vividos por cada uno en esa terrorífica noche.
- ¿Qué bomba?
-Esa que pusieron, ¿la cómo la pusieron en el co coche? (y todos esperábamos que aquella mamá nos diera por fin una explicación válida, aunque fuera explicada para niños, del verdadero motivo por el que ETA tuvo tanta sed de sangre)
-No pienses en eso que ya se ha pasado (sus palabras sonaban a resignación, a olvido, a esa respuesta inútil que a todos nos ha servido; si no lo recuerdas, no sufres)
-Pero ¿cómo la pusieron? ¿se murió el que estaba dentro del coche poniéndola?
-¡He dicho que pares ya!¡Me estás poniendo nerviosa con el balón! ¡No se murió nadie!
Y entre sollozos el niño tiró el balón al pasillo del autobús, como si al desprenderse del causante de la bronca lo hiciera también de la gran duda que tanto había molestado a su mamá.


A mi me sonó muy mal, a punto estuve de girarme a consolar a aquel pequeño que me había dado una lección de memoria, y porque no decirlo, de historia. Pero inmediatamente llegó a mí aquella conversación en la que el periodista contaba el caso de otro crío que, jugando a tambalearse con la silla, osó preguntar a sus padres la diferencia entre PP y PSOE. El cabreo de papá no tardó en fluir, y empujando la silla, la puso en su lugar al grito de '¡qué te vas a caer, coño!¡eso son cosas de mayores!'.
E hilando mentalmente, volví a caer en un tercer caso, esta vez leído en un relato internauta llegado a mí desde quién sabe dónde. La niña que, desconociendo la magnitud de su pregunta, interrogó a su padre sobre el porqué de si el comunismo cubano era tan malo, el chino era tan bueno. ¡No supo lo que hizo! (realmente no sé a ciencia cierta lo que sucedió, pero seguro que la lió parda).

¿por qué nos incomoda tanto que los niños mantengan, desde tan pequeños, ese tipo de inquietudes? ¿no será que nos avergüenza reconocer que, tal vez, no sepamos mucho más que ellos y simplemente nos guiamos por prejuicios y recomendaciones de personas conocidas? ¿no será mejor decir 'no lo sé , ojalá pudiera responderte', en lugar de mosquearnos con ellos po ese tonto motivo?

El niño del autobús sólo quería escuchar que en ese coche no había nadie cuando explotó, que el explosivo ya estaba puesto desde hace mucho y que un temporizador (o lo que sea, que tampoco lo tengo muy claro) llevó a cabo la detonación. ¿qué será de él cuando se le ocurra hacer preguntas del estilo de las otras dos anteriores? ¿tan difícil hubiera sido saciar su curiosidad?

¿por qué no dejamos hacer preguntas que nos incomoden?

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