21/3/11

Sensaciones: Raúl

'Las mujeres son pentagramas. Y tú eres un bruto de lo que será una gran obra maestra. Cinco líneas, y entre ellas, e incluso desbordándolas, se descubren, como si por azar estuvieran colocadas, notas de todo tipo. Negras, blancas, redondas, corcheas, silencios y claves aparecen desordenadas entre esas rectas. Para cualquiera sería una visión caótica, pero ay amiga, un músico sabe sacar de todo ese caos la melodía más hermosa jamás escuchada'.
Fue en ese preciso instante cuando la chica cruzó el umbral de la barra del bar, se sumergió en ella y se dirigió con una amplia sonrisa hacia Raúl. Le vapuleó, le abrazó y le dio un leve beso en la mejilla. De esos que apenas se notan, pero que se sienten muy adentro, de esos que estremecen más al sentir la respiración del adversario que con el simple roce de unos labios sobre una piel con barba de tres días.

'Mi músico, mi dulce camarero'. Al separar sus caras pudieron comprobar la relativ
idad del tiempo a través de su mirada. Y es que, si apenas duró unas décimas de segundo, para ambos fue como una de esas tardes de conversación que tenían tan a menudo. Azul sobre marrón, marrón sobre azul. Miradas que hablaban de cariño, de respeto, de amistad. Ojos que compartían, cómplices, ese gran secreto que nunca, jamás, debería salir a la luz.

1/5/10

Palabras para mi madre

'El amor de una madre es el combustible que hace que un ser humano logre lo imposible'

Madre, mamá.

M: Por la Maternidad, el regalo de cualquier mujer y la salvación de cualquier hijo
A: Por el Amor de una madre. Insuperable.
D: Por el Deber, que ella siente, y que pone por delante de su propia felicidad. Y por la Dedicación hacia sus hijos.
R: Por ser la Reina de su familia, aunque no se lo mostremos.
E: Porque es Especial. Por su amor, por su entrega y por la forma en la que intenta mantener unida a toda su familia.

Quizá sea esta la palabra más simple que aparece en el diccionario, pero desde luego, es la más difícil de olvidar. Segura estoy de que el niño, al pronunciar esa su primera palabra, la mantiene todos los días de su vida entre sus labios, atada entre sus dientes como el caminante al camino, hasta que en el final, al ocaso, el último pensamiento feliz se centra en el reencuentro con ella.
Sinceridad, vocación, abnegación... todas las cualidades repartidas en nuestro vocabulario se quedan cortas para definir el gran significado que se esconde tras su nombre.



Mi madre, mi mamá.

Mami, no sabes lo difícil que es escribir sobre ti. Y es que cuando se siente algo tan fuerte como lo que nosotras compartimos, parece ser que las palabras se deciden a quedarse allá adentro por miedo a ser descubiertas y batidas en combate. Eres lo más grande que me ha pasado en la vida, mi razón de ser, mi pasado y mi futuro. Si alguna vez llego a convertirme sólo en la mitad de lo que tú eres, seré la mejor mujer del mundo.
He pensado en describirte, en gritarle al mundo, paso por paso, la magnanidad de mi mamá. Tu fuerza, tu seguridad, tu paz... Pero las palabras se quedan cortas para describir tanta incondicionalidad, tanta fidelidad, tanta amistad, tanta preocupación, tanto amor... y es que hasta la definición de amor parece inservible para lo que que representas para mí.
Sólo se me ocurre darte las gracias. Gracias por las noches en vela que has pasado al escucharme llorar a los pocos meses, a los cinco años y a los 23. Gracias por tener siempre un abrazo y un beso preparados para mí, gracias por las canciones que me has enseñado y que ahora llevan tu nombre en mi mente. Gracias por hacerme sentir que mi verdadero hogar está en aquella casa con la catedral hecha a punto de cruz tras las escaleras de madera. Por aquellos momentos de fogón y cocina hablando sin parar de los temas más diversos e inimaginables. Gracias por zurzir una y otra vez mis alas cuando vuelven resquebrajazas y obligarme a emprender de nuevo el vuelo de la vida. Tú, incompatible con la soledad, pues siempre estás ahí, conmigo. Tú, el refugio de mis miedos, de mis preocupaciones, de mis temores más ocultos. Tú, que me has dado lo más importante que he tenido, tengo y tendré; mi familia, mis hermanos. Tú, que por mí has entregado tu vida.

Bien dices cuando afirmas que esto sólo lo entenderé cuando sea madre, pero mientras tanto, déjame decirte, reconocerte, que, sin miedo a equivocarme, no es que te quiera, es que ¡TE AMO MAMÁ!

13/4/10

Diario de Nadie: Abrázame mamá

Mamá, mamá, pensé que te habías olvidado de mí. Abrázame por favor, abrázame muy fuerte, como aquella noche de marzo, cuando estaba como loca por cumplir los 9. Mamá tengo mucho frío, me duele todo el cuerpo mamá, la sed no me deja llorar más, mamá, abrázame por favor.
Te siento mami, te siento muy cerca, no sabes cuánto bien me hace tu calor. ¿Por qué no me oyes mamá? Tengo que contártelo todo y no me quedan fuerzas para gritar. Mamá no llores más por favor. Escúchame, ¿por qué no me oyes?. No me sueltes, no me dejes sola, ahora no. Quisiera poder calmarte, decirte que estoy bien, que tu abrazo me da calor, pero no me oyes. Quisiera poder secarte las lágrimas con las manos, pero no puedo moverme. ¡Mami me duele todo! Creo que tengo una pierna rota, pero ya casi ni la siento porque tengo mucho frío. La cabeza me va a estallar mamá, a veces siento que no puedo más, y me abandono al mundo negro. Abrázame mamá. Pero lo que más me duele, lo que no me deja dormir de una vez por todas es lo de ahí abajo, me duele tanto mamá, tanto. Es como cuando me clavé la punta aquella en la planta del pie, pero en lugar de una, es como si fueran millones. No me dejes de abazar nunca. Mamá tus lágrimas me están dando más sed aún, deja de llorar por favor. ¿Por qué estás tan triste? Estoy bien mami, por fin has venido a buscarme, llévame a la cama y cuentame un cuento, el de las ovejitas mami, como lo hacías cuando era pequeña. ¿Porqué no me oyes? ¡No puedo gritar! ¡No puedo!
Mami ha sido él. ¡No mamá no, no le dejes, me hará más daño! Quiero escapar, no le dejes que me toque mamá, abrázame. ¡No mamá, no! No me dejes, abrázame mamá. Tengo miedo, quiero irme de aquí. ¿Dónde vas mamá? Quiero dormir. ¡No! No me hagas daño por favor, he sido buena, he sido muy buena, por favor, no me hagas jugar más a eso, no me hagas más daño papá. Me voy al mundo negro, me voy para siempre. Abrázame mamá.







El abuso sexual infantil se refiere a cualquier y todo acto de índole sexual entre un adulto y un niño, obviamente sin el consentimiento del niño, y muchas veces con violencia física aunque la mayoría de las veces con violencia emocional.
El abuso sexual a niños, a menores de edad, se puede presentar en todos los niveles sociales y económicos, y puede suceder tanto dentro del núcleo familiar como fuera del mismo, aunque lamentablemente lo mas frecuente es que sea dentro del núcleo familiar precisamente.

Aunque actualmente esté de moda relacionar la pederastia con la Iglesia Católica, las estadísticas confirman que esta ocupa la décima posición en cuanto a número de denuncias se refiere. Por encima de ellos, y tras la familia, encontramos un mayor número de casos en el ámbito educativo, en el ámbito extraescolar e incluso entre el vecindario.

17/3/10

Diario de Nadie: Me cuesta tanto olvidarte

La cara vista es un anuncio de Signal, la cara oculta es la resulta, de mi idea genial de echarte. Me cuesta tanto olvidarte. No sé porque lloro, supongo que será la canción. Sí, sólo es por eso, por la cancioncita. ¡Es que ese piano se clava!. Puñeteros Mecano, benditos Mecano. ¿A quién le doy explicaciones? ¿A quién estoy intentando engañar?
Foto: LuOlalla

Olvidarte me cuesta tanto, olvidar quince mil encantos es... Bueno, quince mil, quince mil, tampoco es que tuviera tantos. ¡Quince mil defectos diría yo! ¿Y entonces por qué lloras? Por él. No serán quince mil, pero tenía unos cuántos eh, y me encantaban. Esa forma suya de pronunciar las pes, por ejemplo. ¡Eso te sacaba de quicio, imbécil! Pero le hacía especial. Le echo de menos. No le echas de menos, él no te echa de menos. ¿Tú crees? No es que lo crea, es que te lo ha dicho. Pues pienso que es mentira. Eso eso, piensa tú, que él no parece hacerlo mucho. Venga va, ¡a cantar!. Cómo aquella noche, con la nana. ¡A cantar, pesada!


Y aunque fui yo quién decidió que ya no más (No fuiste tú, fue él. Eso es mentira y lo sabes. Sabes que lo provocaste tú. Pero yo no quería... Sí, sí que querías, aunque no lo supieras. ¡No quería, de verdad! Para ti la perra gorda.) y no me canse de jurarte, que no habrá segunda parte ( ¿Quieres? Puede ser. ¿Puedes? No creo. ¿Entonces? Pues entonces... ¡no quiero!. ¿Ni siquiera lo vas a intentar? ¡No quiero!. ¡No confías nada en tí, eh! ¡Qué no quiero!. Sí quieres... No quiero, sí quiero, pero... ¡No quiero!) me cuesta tanto olvidarte. ¿Pero tanto te cuesta? ¡No sabes cuánto! Pues no lo parece. Bueno, a lo mejor no tanto. Es lo normal, supongo. Pero si la otra noche te fuiste con... ¡Chist!. Y el otro día estuviste... ¡Hay que mirar para adelante!. ¿Entonces? Entonces, me cuesta tanto olvidarte... o no tanto.


5/3/10

Diario de Nadie: Sin noticias de Chile

Sonreía, como siempre. Pero esta vez, su sonrisa estaba enturbiada por los nervios, la desolación, la impotencia, la rabia y la incertidumbre. Su sonrisa no era más que la prueba vívida de que ya no le quedaban más lágrimas. La miré y fui directamente a abrazarla.


-No sé nada, no sé nada de ninguno... - me dijo susurrando y sin fuerzas al oído. Por un momento le cedí mis ojos, la dejé que llorara a través de mi cara y pude sentir, de ese modo, toda la frustración retenida en su pequeño cuerpo.



M. LobosLeón (Perú)


Se llama Concepción en honor a su tierra, me lo contó una noche, entre copas, mientras bailábamos al ritmo de cuecas. La conocí como quien no quiere la cosa en el bar de abajo. De la manera más simpática me estuvo hablando sobre su emigración, su boda, su trabajo, la suerte que siempre la ha acompañado y su gran pasión y añoranza... Chile.



Hoy la he vuelto a ver, con gran alegría me ha contado que, afortunadamente, sólo ha muerto su hermano mayor. El resto están a salvo, vigilando, armados, las ruinas de lo que antaño fue el rancho familiar. No puede salir de mi mente la picardía con la que me ha contado, entre risas, que su hermana la tranquilizó diciendo: '¡Hemos salvado la taza del váter! He puesto sábanas para taparlo. Así no tenemos que hacerlo en la calle, como el resto'. Me ha comentado, también, que tardarán más de dos años en reconstruir los daños, que el gobierno chileno les va a ceder viviendas prefabricadas para vivir de manera temporal y que ya se están preparando para el duro invierno. Sin mayor importancia, ha desviado el tema y me ha preguntado; 'Y tú, ¿qué tal estás?' Y recordando una a una mi escala de preferencias en la vida, teniendo en cuenta que aquellos que forman parte de mi vida, los que quiero, los que conforman el compendio de 'mi gente' están bajo un techo con calefacción, he respondido enérgicamente... '¿Yo? Yo no podría estar mejor'.

Se ha despedido de mí, me ha dicho que va a mandar todos sus ahorros a su familia, que va a dejar de fumar y que a partir de ahora, los cafelitos serán un lujo para ocasiones especiales. No sé cuando volveré a verla, pero de momento, el café lo he pagado yo. De ese modo, a lo mejor, puedo limpiar mi conciencia y engañarme diciéndome que ya he ayudado a los damnificados del terremoto de Chile.